La mayoría de la gastronomía típica alfarnateña surge como fruto de la carestía y hacen de la necesidad un arte. Los platos se crean a partir del aprovechamiento absoluto de todos los alimentos a los que se tenía acceso, de la imaginación y del cariño de unas manos.
Se caracteriza por tener una gastronomía de montaña, donde se basan fundamentalmente en la cocina serrana y campera andaluza y donde las recetas de siempre hacen de su cocina un tesoro por descubrir:
Sopa de Chachorreñas. Esta sopa se elabora a base de pan de ajo, pimientos secos (conocidos como “Cachorreñas”) Guindilla, aceite de oliva, cáscara de naranja y agua. El resultado es una sopa espesa y sustanciosa, perfecta para los días fríos.
Gazpachuelo. Este plato consiste en una base de caldo de pescado que se enriquece con una emulsión de mayonesa casera a la que suelen añadir patatas cocidas y, en algunas versiones, trozos de pescado, mariscos o pan.
Roscos carreros. Estos roscos se elaboran con una masa a base de harina, aceite de oliva, azúcar y anís y se aromatizan con canela y ralladura de limón. Tras darles forma de rosco, se hornean hasta alcanzar un dorado perfecto. Son ideales para acompañar el café o el té.
Resoli. Este licor se elabora mediante la maceración de café molido, anís, especias y aguardiente, resultando una bebida aromática y dulce, ideal para degustar después de las comidas. Es conocido bajo la marca “Licor de la Abuela” en este municipio.