El Ingenio Alto de Torrox fue el más antiguo, operando primero para moros y luego para cristianos. Durante la rebelión de 1569 fue incendiado, quedando en ruinas. Fue reconstruido en el siglo XVII por Juan Triviño y funcionó hasta mediados del siglo XIX.
El Ingenio Bajo, conocido luego como Ingenio de San Rafael, fue iniciado por los Melilla pero detenido por la rebelión. Bernardino de la Reina obtuvo parte del terreno y Pedro de la Barreda lo terminó. En 1854, Francisco Javier de León Bendicho vendió el ingenio a Martín Larios Herrero, quien lo mantuvo operativo hasta 1945, produciendo 22.000 quintales de azúcar al año. Este ingenio vivió un intento de industrialización en 1764 cuando Miguel de Gijón introdujo una máquina de hierro colado traída de Londres.
El tercer ingenio, el Ingenio de San Javier, surgió en 1815 pero su construcción se retrasó una década, lo que afectó gravemente su viabilidad. En 1845 ya estaba en desuso. Destaca por su acueducto y un gran arco de ladrillo en su nave principal.
Actualmente, el Ingenio Alto ha desaparecido, quedando solo restos de su muralla en la calle Almedina. El Ingenio de San Rafael está ubicado en la calle Rabitilla, junto al IES Jorge Guillén, y el Ingenio de San Javier se encuentra en el paraje del canalón en Torrox Costa, cerca de la primera rotonda del Peñoncillo.