Este recorrido describe un gran arco en el sentido contrario a las agujas del reloj entre Pulgarín Alto, una pedanía de Alfarnatejo, y Alfarnate. En ese deambular deja a su derecha la mole rocosa de los Tajos de Doña Ana y Gomer y a la izquierda campos de secano y olivar, hasta que se coloca en el cauce del Río Borbollón.
Pocos Tajos tienen una estampa tan montañera como el de Gomer, la estrella del día, tres de cuyos cuatro flancos se admiran perfectamente desde el camino. Y no le van a la zaga el Tajo de Doña Ana, que le antecede, con la Sierra de Sabar en primer término, o el Tajo del Fraile que cierra el conjunto por el norte.
Mención aparte merecen los Ríos Sabar y Borbollón, que se cruzan cuando ya tienen suficiente caudal e incluso se pasa por el nacimiento del segundo en el paraje del Cortijo de Auta, un lugar propuesto como de nacimiento de Omar Ibn Hafsum y, en cualquier caso, escenario histórico consolidado. El valle del Arroyo de la Cueva da paso a un excelente bosque de encinas con quejigos que en el puerto se acompaña de numerosos ejemplares de cornicabra.